Artículo publicado hoy martes, 19/03/2013, en el diario La Provincia/DLP


DE TODO UN POCO

Donina Romero

ESTA MODA ABSURDA

De la biblioteca de mi mente y entre los tabiques de mi memoria, recuerdo que los chicos de mi época vestían que daba gusto, impecables, con los zapatos brillantes y el pelo siempre de barbería correctamente cortado y peinado, no como ciertos chicos de ahora, que creen que dan de merecer (dar por los besos) y van más feos que una casa sin albear, sacando pecho aunque sean un farol apagado, y dándose importancia al caminar porque su nombre figura en la guía telefónica, con el pelo largo teñido de verde o naranja, o rapado (seguro que no lo están, pero parecen cabezas despobladas de pensamientos e ideas) con una cresta de gallo azul o con un cono (cucurucho) rojo cargados de gomina, pantalones tres tallas más grandes, los tatuajes (auténtico arte que admiro) como un desafío a la piel atreviéndose por los poros heridos y vistiendo cada rincón del cuerpo, seis pendientes de aros en la oreja derecha, más unos cuantos “pearcings” atravesándoles el labio inferior, la ceja, la nariz y hasta la lengua, como buscando un reconocimiento a su audacia…, ah, y otro “pearcing” más (como si fueran pocos) en una tetilla como un derroche de descaro, para rematar con unas tenis que parecen las de Alí Babá y los cuarenta ladrones, que nos dejan con cierta tendencia a la histeria y casi descolocadas.

Es chachi el vaquero roto, con aspecto desteñido, dishilachado y a ser posible con grandes manchas más claras que el color original del pantalón, porque eso es “estar a la moda”, pero digo yo que con un aspecto de pobres que ni en mi juventud lo habría aceptado ningún mendigo porque atenta contra su dignidad.

¿Moda? No lo dudo. Pero es una moda absurda, casi abstracta, donde hay de todo menos elegancia y buen gusto y que además nunca tendrá un público y general reconocimiento. Entiendo que no íbamos a seguir vistiendo como Las Meninas de Velázquez, y no dudo en absoluto que esos jóvenes de hoy sean excelentes personas y que anden en el cultivo de los saberes pero, qué quieren que les diga, es evidente que existen la simpatía y la antipatía (una química que no es voluntaria), y a mí, particularmente, si en mi juventud hubiera sido esta la moda que se llevaba, les aseguro que servidora me hubiera quedado soltera. Qué mundo éste.

Sumario: Ahora, cuanto más despeinados van, se creen mejor peinados y es chachi el vaquero roto.

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