Programa de la «VELADA POÉTICA» DEL 02/04/2008, a las 20,30 horas en el teatro CICCA


                           

UNA  VELADA   POÉTICA
   POETAS CLÁSICOS
A beneficio de NUEVO FUTURO
 
Selección de Texto, dirección y adaptación de los poemas: Donina  Romero
 Declamación: Excmo. Sr. Jerónimo Saavedra  y  Donina Romero
                                                                                    
Presentan: Guillermo García-Alcalde y Mary Carmen Benítez de Lugo
 Autores musicales: Guillermo García-Alcalde y Lothar Siemens
 

Piano: José Luis Castillo
        
Soprano: Narmis Fernández Perera
 Guitarra: Carlos Kaehler
 

 CICCA

Miércoles, 2 de abril de 2008 a las 20,30 horas

Recital de poemas. 1ª Parte
 José Martí (Siglo XIX)
Cultivo una rosa blanca
Rafael Duyós (Siglo XX)
Dos sonetos de amor
Juana de Ibarbouru (Siglo XX)
La Higuera  
Lope de Vega (Siglo XVII)
Soneto de repente
Antonio Machado (SigloXX)
Anoche, cuando dormía…
Gabriela Mistral (Siglo XX)
Él pasó con otra…                  
Vital Alza (Siglo XIX)
¡Cómo cambian los tiempos! 
Lope de Vega (Siglo XVI)
Qué tengo yo que mi amistad….
Gustavo Adolfo Bécquer
Volverán las oscuras golondrinas
Jacinto Benavente (Siglo XX)
En el “meeting” de la Humanidad
Gutierre de Cetina (Siglo XVI)
Madrigal
Luis G. Urbina (Siglo XIX)
Metamorfosis
Ramón de Campoamor (Siglo IX)
¡Quién supiera escribir…!
Carolina Coronado (Siglo XIX)
El amor de mis amores
Rafael Alberti (Siglo XX)
Se equivicaba la paloma
José María Pemán (Siglo XX)
Romance al hijo
Antonio Machado (Siglo XX)
Proverbios y cantares
Enrique Geenzier (Siglo XIX)
Anatómica
Miguel Hernández (Siglo XX)
Elegía
Gustavo Adolfo Bécquer (Siglo XIX).
Cuatro breves poemas
 

Composiciones musicales: 

                  Bagatela para Donina  (Lothar Siemens)
                   Rosmarinlied  (Guillermo García-Alcalde,

                                           texto Donina Romero)
 

Recital de poemas. 2ª Parte

Antribuido a San Juan de la Cruz
(Siglo XVI) Anónimo
Félix de Samaniego (Siglo XVIII)
2 Fábulas
Sor Juana Inés de la Cruz (Siglo XVII)
Redondillas        
Marcos Zapata (Siglo XIX)
Ladrar a la luna

Eusebio Blasco (Siglo XIX)
Explicando una tarde anatomía
Juan Eugenio Hartzenbusch (Siglo XIX)
Fábula
Lope de Vega
Efectos del amor
Nicolás Fdez. de Moratín (Siglo XVII)
Décimas
José de Espronceda (Siglo XIX)
El arrepentimiento (a su madre)
Tomás Morales (Siglo XX)
Las rosas de Hércules
José Carlos de Luna (Siglo XIX)
El piyayo
García Lorca (Siglo XX)
La casada infiel
Agustín Lara (Siglo XX) (poeta y compositor)
Piensa en mí
Antonio Machado (Siglo XX)
Caminante, no hay camino
José López de Silva (Siglo XIX)
¡Hoy las ciencias adelantan…!
Juana Borrero (Siglo XIX)
Última rima       
Rubén Darío (Siglo XX)
A la envidia       
Rubén Darío (Siglo XX)
La princesita del prendedor
 

         El habernos reunido Jerónimo Saavedra (entrañable alcalde de nuestra querida ciudad de las Palmas de Gran Canaria) y servidora de ustedes, dos buenos amigos amantes de la poesía en este viaje literario, no ha sido un propósito lúdico ni una concesión a la frivolidad, sino antes al contrario una reflexión profunda sobre el placer de leer poesía en alta voz, para nosotros y para los amantes de la misma, e intentar rescatarla del silencio o casi del olvido. Creo que la poesía es necesaria porque es un proceso vital de comunicación y el vehículo idóneo para tocar las fibras más sensibles del espíritu. La poesía no es a mi juicio una mera construcción artesanal porque es algo distinto: explora, observa, pregunta, indaga, siente, padece, palpita, nos sorprende de pronto con grietas empapadas de sombra o encendida en el umbral del grito o de la alegría. En la poesía recitada aparece enseguida una complicidad con el oyente, quizá fruto del entusiasmo de ambas partes al sentir cómo el poema atraviesa la piel. Es una aventura -que crece nutrida de palabras rotundas- que nos traslada a un caudal de imágenes y a otros espacios sugerentes con un latir más ancho.
         Rescatados estos poemas, que hoy les ofrecemos con todo el cariño, vemos con entusiasmo que el tiempo no los ha erosionado y continúan estando ahí, con la misma fuerza que les emanó desde el principio: es el milagro de la poesía. Con ustedes pues, poetas admirados y espléndidos poemas de nuestra adolescencia, de nuestra juventud, de nuestra hermosa época de estudiantes que nos poblaron de románticos latidos el corazón y estremecieron las paredes del alma…                                       
                                                   Donina  Romero
 

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